Phillip McMullen estaba fuera de la ciudad con unos amigos cuando alguien entró a su casa a robar.

Frustrado por no poder abrir la caja fuerte, el ladrón dirigió su mirada a una caja que estaba en la cabecera de la cama del Sr. McMullen, donde se encontraban las cenizas de su difunta esposa. El ladrón esparció algo de ellas e intento fumarlas.

El Sr. McMullen y su esposa Christine estuvieron casados por 22 años y el ex soldado dice que no está esperando que el ladrón pueda ser capturado para que se haga justicia.La indignación del hombre crece al saber que aunque sea atrapado, no pueden darle ningún cargo extra por esta horrible acción.