2/2/11

CUIDADO CON LAS POMADAS AFRODISIACAS

Un hombre va a casa de una amiga para echar una canita al aire. A la hora del asunto, el pene no le responde, así que, un poco preocupado, le dice a la amiga que lo espere un momento.

Va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín algo que le ayude a solucionar el problema. Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta y: oh maravilla!, le devuelve al instante su vigor juvenil.

El tipo vuelve a la cama y le hace el amor a la amiga quien queda extasiada ante tal vigor. Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad de saber qué se había untado. Se levanta, va al baño, enciendela luz y busca la pomadita.

Después de un buen rato la amiga entra al baño y lo encuentra desmayado en el suelo, con una cajita en la mano en la que se lee:

“Pomada Bayer para callos. Se endurece, se seca, se pudre y se cae”

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