Todos aquellos que hemos pensado que Danibai estaban locos y que no pescarían nada en aquel charquito, ahora nos toca agachar la cabeza y rendirnos ante la evidencia. Esperemos que no sean rencorosos y que la invitación a comer pescadito siga en pie. Que ya tenemos las cervecitas en fresco y están en su punto.
Que bonito es el amor.
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